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Columna de nuestro rector padre Harold Castilla Devoz | Conclusiones de 2023

Columna del rector padre Harold Castilla Devoz, cjm, en el diario La República.

Columna del rector padre Harold Castilla Devoz, cjm, en el diario La República.

Estamos cerrando este año y, como siempre, una oportunidad para hacer balance de todo lo vivido en los diferentes campos de la vida personal y social. En este contexto, hacemos evaluación del tema que nos ha ocupado semana tras semana: la educación en todos sus niveles, modalidades, enfoques, innovaciones, etc.

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Un primer aspecto en este ámbito evaluativo que puedo afirmar es que la educación tiene el reto de garantizar que se construyan los nuevos líderes de las empresas, la sociedad civil y los gobiernos. 

No es simplemente una dimensión profesionalizante de la educación, sino que va más allá con ese enfoque de formación integral, pensando en la persona y sus valores, convicciones y capacidad de servicio a los demás. 

En este empeño de formar los líderes que la nación requiere para sus proyectos de transformación social, la educación ayuda a tomar conciencia y aceptar las dinámicas cambiantes de este mundo actual y a proponer caminos eficaces de solución. Para que los estudiantes desempeñen su papel, la educación superior tiene un papel absolutamente clave para garantizar que estén equipados con las habilidades que necesitan para pensar y comunicar lo que piensan. Las Instituciones de Educación Superior (IES) deben asumir la responsabilidad de dar forma a los líderes y al futuro que necesitamos.

 

Muchos son los problemas y complejidades de este planeta tierra y el desafío es grande para poder encontrar las soluciones existenciales que aseguren que las futuras generaciones aún tienen cabida en este mundo de manera significativa y posible. Por ello, en perspectiva de auto-regulación, un segundo aspecto que afirmo es que la educación es un mecanismo crítico para mirar con profundidad los desafíos y para encontrar los caminos de solución en la dimensión adaptativa de la humanidad. 

Esta tiene un rol en el apoyo al desarrollo de las auténticas competencias y habilidades, aprendizajes integrales, que los líderes de hoy y de mañana requieren. Los jóvenes actuales piden a gritos que la educación esté más profundamente arraigada a las necesidades de las personas y de la sociedad, es decir, que ella responda en contexto y encuentre los caminos propicios para hacer del mundo una realidad con sentido, con visión local y global al mismo tiempo. Una educación integrada en todos los temas posibles, en las soluciones orientadas a la acción, empoderadora y crítica, inclusiva e interseccional y libre de conflictos e intereses ideológicos.

En este sentido, una tercera afirmación que expreso es que la educación es esperanza cierta para hacer posible los cambios que se requieren para poder vivir en perspectiva de bienestar para todos y felicidad de propósito. Es a través de la educación que podemos garantizar que las generaciones futuras estén adecuadamente equipadas para abordar y adaptarse al cambio dinámico de la vida. 

 

Necesitamos educación para garantizar que los ciudadanos estén bien informados para elegir y pidan cuentas a los gobiernos que toman medidas decisivas para lograr una economía más incluyente y sostenible. Es necesario que la educación permita entender las injusticias que experimentan los más vulnerables al perder sus medios de vida, cultura, hogares y vidas a causa de una crisis que muchas veces no es del todo clara y mucho menos originada por ellos mismos.

La educación no es solo para garantizar que los futuros líderes estén mejor equipados con el conocimiento, sino también para responder de manera rápida y justa en el poco tiempo que queda para la acción.

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