chat nuevo
Presencial o distancia
Programas virtuales
Diplomados, cursos y talleres
Presencial o distancia
Virtual
Diplomados, cursos y talleres

Te asesoramos

Lo que hay detrás de una inmersión social: la experiencia de universitarios en el territorio

Collage de fotos de estudiantes en inmersión

Tres estudiantes, tres territorios, una misma lección: servir transforma. El programa Inmersiones Sociales: Con los Pies en la Tierra, impulsado por UNIMINUTO desde 2022, conecta a los estudiantes universitarios con realidades complejas del país, promoviendo experiencias de aprendizaje-servicio, transformación personal y compromiso ético con los territorios.

Subdirección de Comunicaciones Corporativas

Nacional

UNIMINUTO, como Institución de Educación Superior comprometida con la transformación social del país, ha desarrollado diversas iniciativas orientadas a encarnar el ADN del Minuto de Dios: el servicio. En esta línea, desde 2022 se implementa el programa “Inmersiones Sociales: Con los Pies en la Tierra”, un nuevo ambiente de aprendizaje que permite a los estudiantes vivir en territorio, conocer de cerca las realidades sociales y ambientales de las comunidades y participar activamente en su vida cotidiana. Las inmersiones se constituyen en experiencias de aprendizaje-servicio, donde los estudiantes, desde sus saberes disciplinares, aportan al análisis y la cocreación de soluciones a problemáticas socioambientales, fortaleciendo su compromiso ético, su sensibilidad humana y su capacidad para incidir positivamente en los entornos locales.

Descubrir la infancia olvidada: donde un solo alimento al día enseña resiliencia

Valentina Vanegas, estudiante de Psicología de la Rectoría Antioquia – Chocó, vivió su inmersión en la Fundación Puente de Soacha, un municipio que colinda con la capital del país y concentra fuertes dinámicas de exclusión social. En este territorio, brindó acompañamiento psicológico a niños en sus procesos de formación, muchos de los cuales no cuentan con acceso a la educación formal. La fundación habilita espacios de aprendizaje y cuidado, y en medio de sus asesorías, Valentina lideró talleres psicoeducativos sobre el autocuidado del cuerpo, la mente y el espíritu, integrando sus conocimientos profesionales con las necesidades reales del contexto. 

“Me motivó el impulso social que nos inculca la universidad, para poder apoyar y para estar trabajando con las comunidades y siento que fue el mejor escenario para poder cumplir esa expectativa”,
afirmó Valentina. 

Durante su estancia, pudo identificar cómo problemáticas estructurales como la violencia, la falta de acceso a derechos básicos y la inseguridad alimentaria afectan profundamente el desarrollo infantil. Muchos de los niños que acompañó acceden solo a un alimento diario gracias al apoyo de la fundación. Esta realidad la llevó a profundizar en el valor de la resiliencia como capacidad comunitaria, y a comprender que su rol profesional también se teje desde la empatía y el reconocimiento de las desigualdades: “A veces se vive en una burbuja donde no conocemos las realidades que hay en el país y que son tan cercanas a nosotros”, reflexiona. 

Su inmersión aportó significativamente a la construcción de una mirada educativa más sensible a la salud mental infantil, al promover espacios de escucha, contención emocional y formación integral para los niños.

(Lea también: En Buga transformamos vidas creando nuevas generaciones tecnológicas)

Donde el silencio de los animales y la voz de los jóvenes enseñan más que los libros

Mayerli Trujillo, estudiante de Ingeniería Agroindustrial de la Rectoría Centro Occidente, viajó desde el Valle del Cauca hasta Medellín para realizar su inmersión en Ciudad Don Bosco, un espacio que acoge niños en situación de vulnerabilidad y jóvenes excombatientes, organizados en distintos sectores dentro del lugar. 

Su jornada comenzaba a las seis de la mañana: subía a la finca, revisaba la alimentación de los cerdos, administraba medicamentos cuando alguno estaba enfermo y registraba cada tratamiento con rigurosidad. Posteriormente, supervisaba las condiciones de otros animales, como gallinas, asegurando que se cumplieran las normas de bienestar animal y manejo agroindustrial establecidas en la normatividad vigente. Estas actividades le permitieron aplicar directamente los conocimientos técnicos adquiridos en su formación profesional para mejorar la salud y el cuidado de los animales, promoviendo prácticas responsables y eficaces en la producción agropecuaria. 

Mayerli destaca que la experiencia fue mucho más allá del aspecto técnico. La interacción diaria con niños y jóvenes en situación de vulnerabilidad y excombatientes la sensibilizó sobre la importancia de la empatía, la escucha activa y el acompañamiento humano en contextos sociales complejos. Comprendió que su rol como ingeniera agroindustrial implica también un compromiso ético y social, un puente entre la ciencia y las realidades humanas que la rodean. 

Con este aprendizaje, Mayerli envía un mensaje alentador a sus compañeros de UNIMINUTO: 

“Que se arriesguen a vivir estas experiencias porque son un espacio invaluable para aplicar lo aprendido y para aportar desde cualquier disciplina. Aunque piensen que su carrera no tiene relación directa con la comunidad, siempre existe la oportunidad de impactar positivamente a las personas que más lo necesitan”.
señaló Mayerli.

La experiencia de Mayerli en Ciudad Don Bosco es un claro ejemplo de cómo la formación profesional, integrada con una sensibilidad social profunda, puede contribuir a la transformación de realidades complejas.

El corazón también se asfalta: cuando una ingeniera encuentra hogar en la comunidad

Diana Martínez, estudiante de Ingeniería Civil de la Rectoría Bogotá, Cundinamarca y Boyacá, realizó su inmersión en la Alcaldía de Tuta, Boyacá. Durante su estancia, brindó apoyo a la Secretaría de Infraestructura en diversas tareas, entre ellas la supervisión y revisión de proyectos de mejoramiento vial con la comunidad, la gestión y aplicación a convocatorias de entes gubernamentales, la verificación de documentación y permisos de intervención, así como la calificación de procesos contractuales. 

De manera destacada, Diana participó en un proyecto orientado al mejoramiento de una escuela local, que incluyó la restauración de sus instalaciones y la construcción de un camino entre los baños y los salones. Esta obra respondió a una necesidad real del territorio, donde las condiciones climáticas dificultaban el tránsito de los niños y afectaban su acceso seguro a los espacios educativos. 

“Me quedo con todo; la comunidad es muy acogedora y sabe cómo hacerte sentir en casa. El territorio es tranquilo y cómodo (…) Yo llevaba apenas una semana y ya sabía que ‘aquí me quedo’”,
expresó Diana con emoción.

La experiencia de Diana en Tuta refleja cómo el ingeniero civil no solo construye infraestructura, sino también confianza y tejido social en los territorios y nos muestra el reto social de la ingeniería civil para aportar soluciones sostenibles que mejoren las condiciones de vida de las comunidades. 

A través de historias como las de Valentina, Mayerli y Diana, se revela la fuerza transformadora del programa Inmersiones Sociales: Con los Pies en la Tierra, que ha permitido a UNIMINUTO estar presente en más de 60 municipios del país, conectando el saber universitario con los desafíos reales de las comunidades. Estas experiencias no solo fortalecen la formación profesional desde una dimensión humana y ética, sino que también consolidan un ecosistema de innovación social territorial que impulsa soluciones sostenibles, cocreadas con las comunidades. Así, UNIMINUTO reafirma su compromiso con una educación que transforma vidas y territorios desde el servicio, la empatía y la justicia social.

  • Actualidad CEDS
  • Noticias

Subdirección de Comunicaciones Corporativas

Nacional