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Columna de nuestro rector padre Harold Castilla Devoz | Que los estudiantes aprendan a pensar

Columna del rector padre Harold Castilla Devoz, cjm, en el diario La República.

Columna del rector padre Harold Castilla Devoz, cjm, en el diario La República.

¿Cuál debe ser el propósito superior de la educación terciaria? Dependerá de este propósito el logro significativo de una propuesta educativa, en el nivel que sea o en la modalidad que se entregue, la pertinencia del servicio a la sociedad, y de allí también dependerá el resultado de los graduados o egresados que surjan, y que lleguen a ser agentes positivos de desarrollo sostenibles y los sectores de la economía que los absorban.

Es importante que un proceso educativo superior tenga claro que el ejercicio o la dinámica pedagógica y didáctica conlleve a los estudiantes a desarrollarse de manera activa, siendo responsables de su autoaprendizaje, pero también acompañado por el maestro que orienta y motiva, de modo profundo, las búsquedas constantes de los estudiantes, con cuestionamientos, análisis y toma de decisiones.

El proceso de enseñanza-aprendizaje ayuda a la creación activa de significado por parte de los estudiantes, con el fin de agregar valor, y esto se traducirá en un graduado comprometido con la construcción proactiva de la sociedad en la que está inmerso.

 

El grado de responsabilidad y cuidado que las Instituciones de Educación Superior (IES) con relación a la creación de programas académicos debe estar siempre ligado al atributo de la calidad, pero también de la pertinencia.

 

Con respecto a esto último, considero que, son propuestas académicas que se hacen y se ofrecen convencidos de la preeminencia que tienen para desarrollar las competencias y habilidades de un talento humano bien formado, y al mismo tiempo, capaz de contribuir, como individuo o ciudadano, a dar lo mejor de sí, frente al entorno en que se desenvuelve.

Las propuestas académicas representadas en programas deben ser contemporáneas y completas, relevantes a nivel mundial y local, y respaldadas por una investigación de calidad.

Finalmente, el propósito de la educación está en que los graduados sean personas capaces de convivir en un mundo que cambia todos los días, y que por ello requieren de una preparación como ciudadanos globales adaptables, creativos y de alta calidad, con una apreciación por el aprendizaje permanente.

En este escenario, resultaría adecuado en el mundo educativo superior de hoy que el proceso de enseñanza-aprendizaje ayude a pensar de manera crítica a los estudiantes. Para ello, es necesario que el modelo de enseñanza sea mucho más flexible que normativo en términos de lo que se espera en una evaluación.

 

Lo importante es que el estudiante se informe bien, lea y reflexione al respecto, y construya su propio argumento demostrando que está pensando por sí mismo para encontrar respuesta a las diversas necesidades y problemas de la realidad. Se trata de un proceso de enseñanza donde el estudiante se siente empoderado para tomar sus decisiones basado en el conocimiento que interioriza. Esto al final es una habilidad, la del pensamiento crítico, una de las “soft skills” que tan valoradas están por estos tiempos.

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