
Columna de nuestro rector padre Harold Castilla Devoz | El Papa León XIV y su perspectiva educativa

Con profundo agradecimiento recordaremos siempre el valioso aporte que el Papa Francisco ha dejado al mundo educativo, con una perspectiva humanista e integral que tanto promovió. Su propuesta marcó un paradigma donde “mente, corazón y manos” (Pacto Global Educativo) constituyen la clave de una visión con sentido, capaz de hacer de la educación una apuesta transformadora y de alto impacto social.
El Espíritu Santo, que ha acompañado a la Iglesia en todo tiempo y circunstancia, no ha cesado de actuar en esta etapa de la historia. Por eso, hoy nos regala un nuevo Pontífice que ha elegido el nombre de León XIV. Desde el inicio, este nombre sugiere una mirada profunda hacia la realidad social actual y sus grandes desafíos.
Sin duda, la educación será una de sus principales preocupaciones, y nos irá iluminando sobre cómo comprenderla, experimentarla y vivirla. Estoy convencido de que, reconociendo que habitamos un mundo fracturado y fragmentado, insistirá en que las escuelas y las instituciones universitarias se conviertan en espacios de encuentro y transformación cultural.
Su entronización, el domingo anterior, nos ofrece una respuesta esperanzadora en clave educativa, si consideramos que su vida estuvo marcada, desde sus inicios, por una familia profundamente vinculada al ámbito educativo. No en vano, su padre fue superintendente de escuela pública y director en varios distritos escolares suburbanos de Chicago. Su madre, por su parte, fue una defensora del aprendizaje y la alfabetización, licenciada en Ciencias de la Educación y luego magíster en el mismo campo.
Podemos decir que el Papa León XIV desarrolló un proyecto de vida profundamente imbuido del valor educativo, gracias a un entorno familiar lleno de libros, aulas, servicio y devoción católica. Esta experiencia temprana cimentó en él una comprensión clara del poder transformador de la educación. Fue esta visión la que probablemente lo llevó a discernir su primera vocación en el ámbito docente, licenciándose en matemáticas en una institución universitaria que marcó su posterior camino como religioso agustino y, finalmente, como Pastor Universal de la Iglesia Católica número 267.
En un momento en que la sociedad está cada vez más polarizada, esperamos que el Papa León XIV reafirme y dinamice la visión del Papa Francisco en torno a una educación que construya inclusión y equidad. Que su espíritu misionero nos ayude a seguir dirigiendo la mirada hacia aquellas regiones donde la educación aún no llega con toda su fuerza transformadora. Su liderazgo, sin duda, fortalecerá los lazos entre la tradición intelectual y el diálogo académico contemporáneo, particularmente en temas como la ética, la crisis climática y la justicia social.
Asimismo, confiamos en que su sensibilidad y compromiso educativo, desde la infancia hasta hoy, lo lleven a invitar a todas las instituciones educativas a apostar por una visión integral de la educación, más allá de los límites de un enfoque tecnocrático o meramente profesionalizante.
El Papa León XIV tiene hoy la oportunidad de reafirmar y reimaginar una visión humanista de la educación, para que esta sea faro orientador y puente seguro hacia una sociedad más cuidadora, más democrática, justa y en paz.