Columna de nuestro rector padre Harold Castilla Devoz | IA y el propósito de la educación

Es en las Instituciones de Educación Superior (IES) donde se orienta a los estudiantes a explorar más allá de las fronteras, pensar lógicamente, evaluar nuevos conceptos, analizar información, debatir e intercambiar ideas innovadoras y crear nuevas realidades.

Las IES están invitadas a proporcionar espacios seguros en los que la próxima generación de pensadores pueda nutrirse y donde aprendan las habilidades necesarias para pensar cuidadosamente sobre el mundo y las soluciones humanas. Este sería el propósito superior de las instituciones y de la educación superior en la sociedad, en la medida en que aporta los mejores conocimientos, recursos y talentos para superar los desafíos de esta época de la historia.

Las IES también pueden ser lugares para cuestionar, para preguntar quién controla la tecnología o qué modelos de negocio impulsan estas tecnologías; o, mejor aún, garantizar que las grandes empresas tecnológicas rindan cuentas, o exponer a quienes hacen un uso indebido de la tecnología para beneficio o ganancia personal. No todo es cierto en la web o en las redes sociales, ni toda la información es precisa o imparcial.

La responsabilidad recae sobre nosotros, los líderes académicos, directivos y maestros, de ayudar a nuestros estudiantes a desarrollar las capacidades de pensamiento crítico que les permitan separar el “trigo de la cizaña”, tal como lo harían al usar un modelo de Inteligencia Artificial (IA). Es necesario saber cuándo es necesario el uso de dichas herramientas, y cuándo no. Los estudiantes usarán modelos abiertos de IA -como ChatGPT- con fines educativos, ya sea que los maestros estén listos para adoptar esta nueva herramienta o no.

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Por lo tanto, debemos ser imaginativos e innovadores en la forma en que capitalizamos dichas plataformas en los procesos de enseñanza, aprendizaje y evaluación, por ejemplo, reduciendo o eliminando algunas de las tareas cognitivamente menos exigentes mientras nos enfocamos en evaluar mejor, y explorar modos de lograr más y mejores experiencias que potencien el aprendizaje.

Depende de los maestros animar a los estudiantes a adoptar y usar la tecnología, evaluar cómo la usan, obligarlos a verificar las respuestas con múltiples fuentes académicas, hacer que critiquen las respuestas del modelo, evaluar si las respuestas del modelo reflejan sesgo y someten al modelo a indicaciones de pensamiento crítico y analítico.

A medida que se desarrollen tecnologías innovadoras, las IES tendrán que volver a imaginar cómo los estudiantes interactúan y usan texto, imágenes, video y audio generados automáticamente por plataformas basadas en IA.

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En tanto que damos significados, apropiaciones y críticas a las ideas asociadas con las herramientas generadas por IA y las implicaciones de las mismas para el aprendizaje y la enseñanza en la educación superior, asegurémonos de que estas conversaciones tengan un profundo compromiso con el espíritu creativo e innovador de lo que significa ser una IES, al servicio de un mundo digitalizado.

El desafío al que nos enfrentamos ahora es cómo creamos un entorno propicio en el que los estudiantes puedan experimentar con el potencial y los límites de dichas herramientas, un proceso de aprendizaje que genere capacidades de pensamiento crítico de orden superior y cómo desarrolla valores, y sentido ético.