
La crisis de la pandemia: la tele transportación a la educación digital

Uno de los conceptos que ha marcado el año 2020 es el de adaptabilidad. Particularmente en el ámbito académico: quienes veían el uso de las herramientas digitales como un artificio accesorio creado por la contemporaneidad, para mantenerse entretenido en infinitas horas de ocio, tuvieron que asumir obligatoriamente un cambio de paradigma en su modo de concebir la pedagogía.
Cuando se anunció el confinamiento hubo toda clase de experiencias, en muchos casos traumáticas, particularmente por las implicaciones que trajo consigo dejar la dependencia de los espacios físicos presenciales, para realizar las clases en canales digitales (aulas virtuales). Esto significó desaprender y volver a aprender nuevas costumbres relativamente a la velocidad de la luz. Es como ir a un restaurante donde solo se sirve el plato con palitos cuanto toda la vida se ha comido con tenedor y cuchillo.
Aunque al principio reinó el caos por diversos factores tales como el hecho de que algunas personas no contaran con conectividad, no existía un consenso generalizado en el conocimiento del uso de un canal digital para dar clases vía remota; las plataformas no estaban preparadas para soportar tanta carga de usuarios en ciertos momentos, entre otras contingencias; surgieron redes de apoyo inmediato, soporte permanente y pleno liderazgo tanto del personal especializado como de los docentes y funcionarios administrativos, que ya tenían el bagaje necesario y la experticia para transmitir y potenciar la destreza informática suficiente a la comunidad académica en general.
Cuando se anunció el confinamiento hubo toda clase de experiencias, en muchos casos traumáticas, particularmente por las implicaciones que trajo consigo dejar la dependencia de los espacios físicos presenciales, para realizar las clases en canales digitales (aulas virtuales). Esto significó desaprender y volver a aprender nuevas costumbres relativamente a la velocidad de la luz. Es como ir a un restaurante donde solo se sirve el plato con palitos cuanto toda la vida se ha comido con tenedor y cuchillo.
Aunque al principio reinó el caos por diversos factores tales como el hecho de que algunas personas no contaran con conectividad, no existía un consenso generalizado en el conocimiento del uso de un canal digital para dar clases vía remota; las plataformas no estaban preparadas para soportar tanta carga de usuarios en ciertos momentos, entre otras contingencias; surgieron redes de apoyo inmediato, soporte permanente y pleno liderazgo tanto del personal especializado como de los docentes y funcionarios administrativos, que ya tenían el bagaje necesario y la experticia para transmitir y potenciar la destreza informática suficiente a la comunidad académica en general.
Varios meses después surgen algunas preguntas de cara al futuro de la pedagogía en las universidades: ¿Cambiará el modelo de enseñanza? ¿Qué tan efectivo es el modelo actual de enseñanza que se ha impartido en salones de clase durante mucho tiempo? ¿Cuáles van a ser las inquietudes y nuevos intereses de los estudiantes, frente a las nuevas estrategias con las que tuvo que responder la academia durante el confinamiento? ¿Es factible que ese término acuñado por estos días, “alternancia”, llegue para quedarse?
Pese al temor, la incertidumbre y las consecuencias que trajo consigo la crisis de este año, vale la pena enumerar algunas ventajas en el uso de las herramientas digitales, las cuales podrían materializarse en una máquina tele transportación a la digitalización de la formación universitaria:
Ahora que la crisis aparentemente queda atrás y el mundo vuelve a la supuesta normalidad, vale la pena asumir un rol activo en la construcción de la formación académica: mantener vivas las experiencias digitales y su aporte a los nuevos retos que tienen que enfrentar los estudiantes en un mundo cada vez más complejo.
*Federico Valdeblánquez, docente del Programa de Trabajo Social, de la Facultad de Ciencias Humanas y Sociales de UNIMINUTO Bogotá - Presencial.